¡Es el no va más! ¿No les parece? Salida de una refrescante limonada veraniega, la pajita de plástico ha pasado directamente del vaso a la habitación de los niños y ahí también cobra protagonismo con una nueva existencia.
Ya sea atada, enrollada, pegada, cosida o planchada, no hay casi nada que no se pueda conseguir con ella. Sirve de decoración para una falda hawaiana y también para hacer cadenetas. Adorna peces, la ventana y la habitación, la pared, el cuadro y el tocado del jefe indio, florece, se balancea y vuela.
Para uso de los padres hemos incorporado en cada explicación unos pequeños iconos que indican el grado de dificultad del proyecto y que van desde 1 hasta 3 , así como unos divertidos pictogramas que indican si el niño va a necesitar de una pequeña ayuda o bien podrá preparar el trabajo por sí solo.
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